jueves, 3 de abril de 2008

Artistas flamencos-reflexiones y sugerencias

Artistas Flamencos
(Reflexiones y sugerencias)

El flamenco y la tauromaquia son de las pocas manifestaciones artísticas en que la mayoría de las publicaciones que existen con referencias a su historia son escritas por personas ajenas a estas dos profesiones. Ello implica, que salvo algunas honrosas y calificadas aportaciones, un gran número de ellas son más como un producto para aprovechar y satisfacer el gran interés que despierta entre los aficionados, ávidos de conocer y profundizar en estas artes, que la de aportar una información válida, coherente e imparcial.
La escasa protección cultural por parte de la Administración Oficial, el inadecuado criterio de las editoriales para escoger a los autores y la exigua o tenue protesta por parte de los profesionales de estas artes, ha facilitado la proliferación de unas publicaciones cuyos contenidos se basan en misterios y duendes con una carencia importante de información fiable que los profesionales y aficionados requieren.
No es mi propósito descalificar estos trabajos que supongo cuentan con la buena intención de sus autores. Sin embargo, de que nos sirven que estos autores sean famosos médicos, competentes licenciados de derecho, catedráticos de filología o populares periodistas, etc, sino están versados en la materia que nos interesa y puedan demostrar su sabiduría con una exposición clara y válida en sus obras. Por eso, creo necesario señalar para aquellas personas interesadas (profesionales y aficionados) que deseen ampliar sus conocimientos, la necesidad de indagar sobre la trayectoria profesional de cada autor antes de adquirir o leer sus obras.
La capacidad y calidad en cualquier manifestación artística surge de los propios profesionales. Los estudios, el tiempo de dedicación y la experiencia son elementos imprescindibles para obtener una sólida formación y que el aporte personal pueda contar con un nivel adecuado de competencia y validez. Cualidades difíciles de reunir por personas ajenas a estas profesiones por motivos más que obvios.
El flamenco es un arte vivo que se nutre de las aportaciones de los diferentes artistas en cada generación con sus propias vivencias. Las creaciones, formas interpretativas o la personalidad artística pueden perdurar a través de los años cuando tienen calidad. Sin embargo, las modas pasajeras debido a su comercialidad e intereses personales, por fortuna tienen un tiempo limitado y apenas son recordadas. El popular refrán de que: “Unos dicen lo que saben y otros saben lo que dicen” no debería caer en saco roto para todos aquellos interesados en profundizar en los entresijos del arte flamenco en el momento de elegir los autores tanto de las obras de texto como de las musicales.
Nadie se cuestiona que los grandes cantantes de ópera, reputados concertistas de diferentes instrumentos, famosos directores de orquesta y populares actores de cine y teatro, etc, tengan la obligación de componer óperas, obras musicales, guiones de cines u obras de teatro para tener personalidad artística. Sin embargo, en el arte flamenco algunos de estos autores y críticos exigen que los artistas de cante, baile y toque sean creadores para admitir su personalidad. Afirmación desafortunada que ha causado una influencia negativa en muchos de ellos, sobre todo en los guitarristas que podrían ser estupendos intérpretes si se limitasen a ejecutar las obras compuestas por otros autores que cuentan con la calidad musical y el sabor flamenco.
El eco de voz, la figura y estética, el sonido al pulsar la guitarra y las facultades técnicas de cada uno además de la sensibilidad y la forma de expresarse, pueden hacer surgir la personalidad interpretativa. Cualidad muy estimable en el bagaje de un artista y que no resta mérito alguno a ningún profesional.
Para crear un cante, hacer la coreografía de un baile o componer un toque, se requiere poseer formación e inspiración. Cualidades que no son adherentes a todos los artistas, pero que no por ello restan validez a las interpretaciones ejecutadas con sensibilidad y sabiduría que se adquieren observando los detalles mencionados y permite una loable y destacada labor como intérprete.
Por citar algunos ejemplos, los famosos cantaores Manolo “Caracol” y “Camarón de la Isla” interpretaban los Fandangos de “Macandé” el primero y el del “Rubio” el segundo. La creación de ambos Fandangos eran de otros artistas, pero la manera de expresarlos junto al eco de voz de cada uno, hacían que éstos tuvieran una personalidad interpretativa tan válida como la creativa. Antonio “Fosforito” ha cantado los Caracoles de Antonio Chacón y “Naranjito de Triana” la Petenera doble de la “Niña de los Peines” dándole cada uno una interpretación acorde con su sentimiento, facultades y eco de voz, que ha generado una personalidad interpretativa en su modo de ejecutarlas al igual que ha ocurrido con otros cantaores al interpretar las Malagueñas de Enrique el “Mellizo” o de Antonio Chacón, los Fandangos del ”Niño Gloría” o Antonio “El Sevillano” etc. En el toque también ocurre igual: Paco de “Lucía” ha grabado las obras de “Mantilla de Feria” y “Los panaderos” del maestro Esteban de “Sanlúcar”; Andrés Batista en diferentes discos grabó las obras “Perfil flamenco” y “Mantilla de Feria“ de Esteban de Sanlúcar, “Nana y Tonadilla” de Mario Escudero y “Campiña andaluza” y “De los caireles” del maestro Sabicas. Gerardo Núñez grabó las Bulerías “Ímpetu” de Mario Escudero; Rafael Riqueni dedicó un disco a los maestros Sabicas, Esteban de Sanlúcar y Niño Ricardo interpretando varias de sus obras y el joven concertista Javier Conde reúne en su repertorio un abanico variado de las obras de los principales nombres de la guitarra solista flamenca y no por ello, la huella de la personalidad interpretativa de cada uno ha pasado inadvertida.
Nutrirse de los diferentes maestros interpretando sus obras solistas, a dúo, trío, cuarteto y quinteto, es una sabia decisión que redunda en la buena formación de cualquier guitarrista y al mismo tiempo le beneficia por disponer de un repertorio selecto y variado de los estilos flamencos. Hecho que agradece y aprecia el público que asiste a las actuaciones y en los conciertos. Variar algunas notas de una falseta o cambiar el orden de las variaciones no significa crear, así como utilizar acordes disonantes o afinaciones que poco tienen que ver con el sentir emotivo y característico del flamenco, si el desarrollo total de la obra no aporta calidad musical y sabor artístico.
La labor del compositor e intérprete, así como la del actor, guionista o autor teatral, están bien definidas, claras y aceptadas por todos. ¿Por qué en el arte flamenco hay quién no comprende que son dos facetas distintas y ambas validas? La personalidad interpretativa además de crear una forma de decir o hacer que refleja la sensibilidad, conocimiento y facultades de cada artista, permite que ese aporte obtenga una peculiaridad tan especial que adquiere una personalidad propia aunque el cante, baile o toque no sean de su propia creación.
Pretender componer un toque, crear una cante o una coreografía sin contar con la formación correcta y la inspiración adecuada, es una pérdida de tiempo que repercute en que éstas sean malas fotocopias de los originales, perjudicando no sólo la labor como creador sino también la de intérprete, que se resiente al ejecutarlas por no contar con la adecuada calidad musical y el sabor flamenco.
Ojala que estas reflexiones y sugerencias, puedan ayudar a todos aquellos profesionales y aficionados que pretendan desde sus facultades técnicas y sensibilidad artística aprender, profundizar e interpretar los diferentes estilos flamencos con sabiduría y sentir emotivo. Deseo que me ha guiado al escribir este artículo.

Andrés Batista
(Concertista, Acompañante al cante y al baile, Compositor y Profesor titulado de guitarra flamenca).

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