lunes, 25 de enero de 2010

¿Popularidad merecida?

Muchos alumnos míos y también aficionados que han asistido a los cursos, clases magistrales y conferencias que he impartido en distintos Conservatorios y Centros Culturales me han preguntado en reitaradas ocasiones ¿Cómo es posible que algunos guitarristas de escasas dotes artísticas y mediocres facultades técnicas hayan conseguido una cierta popularidad por sus muchas grabaciones discográficas como acompañantes? En mi opinión sin ánimo de criticar y tan sólo para exponer una realidad patente e incomprensible en ocasiones para la mayoría, es que han existido unas poderosas razones que han facilitado ese camino de cierta popularidad para algunos tocaores por su especial adaptación económica y la exigua exigencia artística al establecer las contrataciones, ya que el trabajo fijo que tenían en un tablao, escuela de baile o en una tienda de música les permitía obtener un sobresueldo cómodo y a las casas discográficas el ahorro de viajes, hoteles y el adecuado sueldo que solicitaban los buenos guitarristas acompañantes. Las firmas discográficas al ofrecer por sus propios intereses la facilidad de un tocaor acompañante fijo a los artistas de cante y baile para realizar las grabaciones, presentaba a éstos aspectos personales y económicos contradictorios, primero por evitar el rechazo de un compañero de profesión, pero si exigían a un buen guitarrista acompañante debían hacerse cargo de todos los gastos de viaje, hotel y sueldo, lo que salvo en algunas honrosas excepciones no se realizaba aceptando en general al propuesto por la firma discográfica. Quizás por parte de algunos grandes cantaores y otros artistas de baile el sentirse incómodos si despreciaban a un compañero de trabajo que le ofrecían de forma gratuita, lo que les permitia además ahorrarse un coste económico y la ausencia de las correspondientes críticas, influyó de forma determinante a que se aceptase realizar las grabaciones sin la adecuada calidad de acompañamiento que requería cada intérprete. Ello sin embargo, ha perjudicado a otros meritorios guitarristas acompañantes que al no ser requeridos han quedado aislados de esa popularidad y casi desconocidos por otros profesionales y también para una gran mayoría de aficionados. La influencia del parentesco y paisanaje han influido de forma determinante para escoger al tocaor acompañante. La ventaja y comodidad de esta cercanía para ensayar y realizar montajes sin coste económico es comprensible si contase con la calidad necesaria. Sin embargo, ha repercutido en que estos tocaores por el sólo hecho de ser de familia o paisanos hayan logrado una popularidad que no les correspondería por sus propios méritos. Para acompañar al cante y al baile no se requiere ser un guitarrista virtuoso, tan sólo tener experiencia y proporcionar lo que precisa cada artista para inspirarle y arroparle en los distintos momentos de su interpretación con buen gusto, flamenquería y calidad musical. Lograr una merecida fama como guitarrista es la consecuencia de poseer unas dotes artísticas demostradas a lo largo de su trayectoría profesional. Obtener ese aval o garantía es sinónimo de la formación técnico-musical, capacidad y experinacia acumulada durante años de estudio. Sin embargo, los populares refranes de "Más vale caer en gracia que ser gracioso" y " el factor suerte es esencial para triunfar" definen con rotunda claridad los distintos avatares que acontecen en las distintas profesiones y más en las llamadas "Artísticas". El desánimo al leer y comprobar estos hechos no debe influir en los buenos guitarristas, pues el tiempo y una buena labor desarrollada siempre se reconce y es recompensada con creces, aunque quizás no en el momento oportuno o deseado, pero sí en lo que se refiere a la historia del arte que siempre quedará reflejada con toda claridad y justicia.

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